martes, 2 de enero de 2018

EL HAMBRE DE LOS DEMÁS

Imagine el amable lector una vuelta atrás en las condiciones ambientales de nuestro planeta. Los bosques proliferan por doquier y la fauna crece de manera ostensible. Además, muchos de los animales domésticos dejan de vivir bajo el paraguas humano y retornan a su hábitat natural. Perros, gastos y algunos otros animales no tendrían graves problemas para conseguir su supervivencia (al menos, eso parece indicarnos la lógica). Sin embargo, otras especies, como gallinas y ovejas, tendrían muchas menos posibilidades de vivir, por su escasa capacidad o "inteligencia". Los depredadores tendrían en estos animales tan "torpes" una presa fácil. Es entonces cuando surge la pregunta: 
¿Cómo unos seres tan poco capaces para desenvolverse en la Natualeza pudieron llegar hasta el día de hoy?
La respuesta es evidente: La selección genética, que ha realizado el hombre ha través de milenios, ha convertido a esos animales, en su día salvajes, en seres mansos, más fácilmente manejables y  más productivos. 
Esto mismo se ha hecho con los vegetales que comemos, seleccionando los de mayor rendimiento.
Por tanto, en general sin saberlo, el ser humano ha procedido a una selección genética desde los albores de la Humanidad. 
En los últimos tiempos este tipo de modificaciones genéticas se está realizando de una manera mucho más acelerada y planificada hasta el último detalle. Ha aparecido una ingeniería, microingeniería, con la finalidad de dotar a los alimentos de unas cualidades que la Naturaleza no les puede conferir. Se trata de los conocidos como productos transgénicos. 
El uso de alimentos transgénicos, aunque el lector no lo sepa, resulta común en nuestra alimentación y en la de los animales, En el enlace que proporciono a continuación se incluyen un listado de alimentos que, de una u otra manera, son transgénicos:


Existen enlaces en los que se hablan de hasta veinte alimentos de este tipo, pero basta con siete para contar algo obvio: consumimos transgénicos todos los días.
La organización ecologista Greenpeace hace un listado de alimentos procesados de nuestro país. En esta lista se diferencian entre comidas procesadas que no contienen transgénicos y aquellas otras que no pueden demostrar que no contengan transgénicos. En otras palabras: hacen una lista en la que establecen sospechosos y no sospechosos de contener sustancias que han sido modificadas. La lista se puede encontrar en el siguiente enlace.


Reconozco que he consumido alguno de esos productos sospechosos y que, de manera consciente o inconsciente, lo volveré a hacer. 
Sin embargo, creo que falta alguna otra fuente de información, por ejemplo la Organización Mundial de la Salud. ¿Qué dice al respecto? En este enlace traducido se puede acceder a un resumen de lo que este organismo defiende.


Parece que difiere, de manera significativa, de lo que la asociación ecologista defiende. No se habla de peligros para la salud y sí de beneficios para personas, en especial para las más vulnerables, como veremos más adelante con un polémico ejemplo. 
Es más que posible que el lector piense que la OMS esté financiada por empresas como Bayer (que ha adquirido Monsanto hace bien poco) y que estos expertos estén untados. Como lo pueden estar los expertos, los mejores del país, de la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y Medicina, organismo asesor para temas científicos de EEUU, que defienden que los transgénicos no resultan peligrosos. 


De igual los 109 galardonados con el Premio Noble que defienden que el cultivo de arroz dorado resulta vital para la población más desfavorecida, también pueden estar corrompidos.


O no. A lo mejor, organizaciones como Greenpeace, se equivocan. No resulta normal que 109 de los científicos más brillantes del planeta acusen de crímenes contra la humanidad a una organización tan reconocida. O que organizaciones como la OMS y la FAO, aboguen por la diversidad de los cultivos desde hace décadas.
Tal vez la clave esté en lo que dice el artículo que hemos leído con anterioridad. 
En primer lugar, el arroz dorado ha sido testado y mejorado durante 18 años, para adaptarse a los requerimientos de las personas, en especial niños, que carecen de vitamina A, lo que les causa ceguera, cuando no la muerte. Por tanto, si se ha demostrado su eficacia. Se estima que todos los años mueren el el Sudeste de Asia entre 250. 000 y 500.000 niños por esta causa. 
En segundo lugar, este cultivo no tiene patente, por tanto no se beneficia nadie más que quien lo planta y lo consume. Ni los investigadores ni la empresa cobrarán derechos por el cultivo de esta semilla, siempre que se dedique al cultivo humano.
En tercer lugar, hace dos días Australia y Nueva Zelanda, países que podemos llamar "serios", aprobaron su aptitud para el consumo, sin que en estos países exista un déficit de vitamina A, lo que nos indica que las diferentes organizaciones encargadas de aprobar su idoneidad dan por bueno este cultivo. 


Entonces, ¿por qué Greenpeace y otras asociaciones están contra el cultivo de transgénicos y del arroz dorado en particular? Pues no lo sé, pero sí es claro que Greenpeace se gasta mucho dinero en este tipo de campañas.
También puede ayudar leer este enlace, donde se desmotan algunas de las teorías de Greenpeace y se hace referencia a un hecho curioso: Greenpeace comercializa semillas, de las que, por cierto, tiene su patente una empresa de la que hemos hablado antes: Monsanto, que como ya se dijo ha sido adquirida de manera reciente por Bayer.
Merece la pena echar un vistazo a este enlace de uno de los mejores divulgadores científicos de este país, que igual arremete contra Greenpeace, que contra los dogmáticos católicos.


La entrada está quedando larga, por lo que no me voy a extender, abordando el tema de la agricultura ecológica: ésa que, como me decía alguien que se dedicó a ello, vendes a precio normal, hasta que te dan el certificado ecológico y luego lo vendes al triple de precio.
Sin embargo, si me gustaría acabar con un reflexión sobre esta sociedad de consumo de ricos, en la que nos pobres interesan una mierda.
Vivimos en una sociedad del postureo, donde eso que Gustavo Bueno denominó la izquierda difusa, se ha apoderado de los medios, creando unos valores basados, en muchas ocasiones en creencias y no en datos. Tal vez el mejor ejemplo sea el del vegetarianismo y el veganismo en particular, que defiende que matar animales con fines alimenticios no resulta apropiado. Pues hombre, comerse seres vivos, como lo son los vegetales que ingieren, ingerimos, en las que aún se observan respuestas ante los cambios de luz y en sus propiedades tras su recolección tampoco resulta la panacea.


Un saludo.

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